La Magia de un Abuelito
Un día la maestra nos explicó lo que significaba la
palabra magia; fue entonces que yo entendí que mi abuelito había sido un mago.
Su oreja y su mano izquierda eran más pequeñas que las de la derecha; ha de
haber sido que un rayo fulminante de magia entró a su cuerpo y luego de recorrerlo,
escapó por su oreja y por su mano izquierda, achicharrándolas un poco con la
intensidad de su calor.
Cuando nos venía a visitar, a veces se quedaba unos días
en nuestra casa. Los niños nos sentábamos alrededor de su silla o de su hamaca
y él nos recitaba poesías que tenía guardadas en su mente; siempre me asombraba
cómo podía saber tantas poesías y que las declamase con una voz que hablaba,
pero que a su vez entonaba un ritmo que las convertía en canciones; eso sólo lo
podía hacer alguien que tuviera magia.
Nos contaba historias de sus aventuras en las que
incansablemente buscaba tesoros escondidos, grandes baúles repletos de
morocotas de oro; tenía aún algunas de esas monedas de oro guardadas en sus
bolsillos y nos las mostraba y hasta nos permitía sostenerlas en nuestras
manos. Tenía una aguja de metal muy grande que parecía la saeta de un mago, era
su guía en las noches oscuras cuando salía a buscar los baúles de morocotas que
se encontraban enterrados. Nos decía que cuando buscaba esos tesoros no podía
decir palabras obscenas porque entonces los baúles de monedas se desaparecían o
se iban mucho más abajo; yo me asombraba, ahora entiendo que eso sólo lo podía
saber un mago.
Entre las plantas que tenía nuestra madre en el patio de
la casa había una que era mágica; en vez de frutas, le nacían monedas que sólo
se hacían visibles cuando maduraban y goteaban al suelo. Él sabía cuándo la
planta había goteado monedas y nos avisaba para que fuéramos a recogerlas y
después nos acompañaba al abasto para que nos compráramos una golosina; eso
sólo sucedía cuando nuestro abuelito mago nos visitaba, su presencia hacía que
pasaran cosas maravillosas en nuestra casa.
De su mente prolífera y mágica surgían poemas cortos que
llevaban nuestros nombres, algunos eran muy cómicos y nos hacían reír mucho,
otros nos hacían sentir los héroes de cuentos de hada.
Nos contaba cuentos fascinantes que solo él sabía y que
se los habían contado los Dioses griegos.
El café negro era una poción que parecía revitalizar sus
poderes mágicos. Cuando nuestra madre le daba una taza de café, nos daba un
sorbito como para transmitirnos un poco de la magia de su sabiduría.
Un día cuando ya se hizo muy ancianito, nuestro abuelito
se quedó dormido en un sueño muy profundo que lo transportó al mundo de magia
en el que lo esperaba El Mago Mayor.
Un escrito que dedico a la memoria de mi abuelo materno
Abrahán Antonio Villalobos Villasmil, nuestro querido Papabrán. Dios lo guarde
en Su Magna Gloria.
Conmovedora historia, yo lo recuerdo muy poco y no viví con ustedes esos esos bellos momentos.
ResponderBorrarDe verdad que fue un abuelito lleno de magia. Dios lo guarde en su regazo.
ResponderBorrarFelicitaciones mi maestra hermosa, soy yuly. de verdad te felicito por hermosos recuerdos que compartiste con el, yo lo conocí, y veía cuando mama Sara habla con el de su esposa mama Elena, el hablaba de ella como si fuera una princesa de los cuentos de hada, se expresaba de ella muy bonito, de lo poco que recuerdo. Lo otro era que beto el hijo de Minerva se metía mucho con el y el tenia un bastón que con eso le daba. después lo vi a que tía Iría que lo íbamos a visitar y cuando se murió. Eso es todo lo que recuerdo de el.
ResponderBorrarGracias mi querida Yuly. Recordar a nuestro Papabrán es volver, para muchos de nosotros, a los años más sutiles de nuestra infancia porque su presencia le dio un toque de magia a esa época. Gracias por ampliar mi cuento con tus recuerdos. ¡Dios te bendiga!
ResponderBorrarEste comentario que sigue lo he copiado de un menasje que me envió mi prima Carlota Meleán, mi querida Totica, su comentario hace crecer aún más esa visión que muchos de sus nietos y bisnietos tuvimos: Fue un Abuelito lleno de Magia y Sabiduría.
ResponderBorrar"Me acordé de todas las cosas que viví junto a Papabrám y de verdad que sí se puede catalogar como un mago, por sus cuentos, poemas especialmente el de Bolívar, Mi Delirio sobre el Chimborazo, gracias por hacérmelo recordar con tanto amor y cariño,"
Hola Tía Ingrid.
ResponderBorrarEncantador relato acerca del lujo de abuelo que habéis tenido. Su magia que tan bien delineáis, la volcó generosa sobre sus hijos y nietos, al punto que muchos de ellos, a su manera, llevaron consigo y aún reflejan destellos luminosos de esa misma magia. Como lo fueron mi abuela Alicia, mi Tío Abuelo Isaac, Tío Alfonso, Tía Sara, y otras personas más entre las que te contáis junto con un buen número de tus hermanos y primos.
Los bisnietos supimos de él por esas otras generaciones, por lo que nos contaron y por puro de ser magos ustedes también, sazonados con sus vivencias y narraciones.
Es muy bonita la manera en como describís todo, y apartando la identificación que significa leer un tema familiar, puedo decirte que tu autenticidad al escribir, me gusta, y de ella se aprende.
La mano izquierda algo "encogida" de Papabrán, y su oreja izquierda en parecida condición, no guardaban relación la una con la otra (algunas informaciones me han llegado, después de tantos relatos escuchados ;-)). La una fue comprimida por la puerta de un tranvía en Maracaibo, lesionando sus tendones, y a otra llevaba la cicatriz de una lesión, causada por la picadura de un insecto, ampliamente conocida actualmente, que le aconteció en una legendaria expedición a la Sierra de Perijá, comenzando el S. XX. ¡Cada una de sus informaciones suele estar vinculada a las maravillosas narraciones de sus vivencias!
Es absolutamente encantador ver todo el amor que reflejáis cuando habláis de él.
¡Muchas felicitaciones!
Querido sobrino, descendiente de la tercera generación de la unión de Papabrán y Mamelena, tu comentario me ha conmovido muy profundamente. Esta escritura toca los sentimientos de muchísimos de los seres que aprendimos a amarlo por haber llegado a compartir años de nuestra infancia con la bendición de su casi mágica compañía. ¡Dios te bendiga!
ResponderBorrar¡Amén!
ResponderBorrarCuando hace ya 26 años nos toco saber e indagar más sobre el y algunos ancestros de su linea yo me sentía en otro mundo y hasta me parecia que mis ojos veían cosas de otros tiempos. Esa magia es real y sigue viva.
ResponderBorrarLos ancestros son sellos que deben marcar toda su descendencia, cuando ese sello se hacer sentir como magia, eso es una bendición verdaderamente regocijante. ¡Dios bendiga su memoria!
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