Un Oasis de Amistad
Esta es una historia sobre un león y un tigre, ambos se
consideraban los más feroces de su especie; uno de ellos en una jungla africana
y el otro en una jungla asiática. Ninguno de estos dos felinos podía soportar
la idea de que otra criatura animal fuera más fuerte que ellos. Ambos escucharon
el rumor de que había otro felino, un león y un tigre, muy temido y respetado
por su enorme fuerza, que tenía los colmillos más afilados y las garras más
punzantes.
Ambos hicieron la misma pregunta: “¿Dónde está esa
bestia? ¡Necesito encontrarlo y despedazarlo!" Habiendo decidido encontrar
a su oponente, ambos comenzaron su camino. El león se dirigió al norte y el
tigre al sur; ninguno de los dos sabía que habían coincidido en la decisión que
habían tomado. Iban a encontrar muchos retos en este viaje tan difícil; el
mayor desafío de todos era hacer solos esta travesía extremadamente larga y peligrosa.
Sus respectivas y abundantes selvas llegaron a su fin. El agua, la comida y el
refugio se hicieron más escasos a medida que avanzaban sus caminos.
En pocos días ambos estaban extremadamente cansados,
sedientos y hambrientos. Hubo un momento en que la tierra se volvió
extremadamente seca, los vientos arenosos golpearon sus cuerpos, los rayos del
sol candente quemaron su pelaje; por la noche el frío era tan extremo que
temblaban como ratones recién nacidos. Se sentían impotentes y, aunque ambos
fueron asaltados por la idea de abandonar su búsqueda, su orgullo los mantuvo
en marcha.
La esplendorosa melena del león se fue marchitando y poco
a poco se fue cayendo. Las magníficas franjas oscuras del tigre de su pelaje
marrón anaranjado se fueron desvaneciendo. Los dos estaban extremadamente
hambrientos, sedientos y cansados. Ningún animal hubiera temido luchar contra
ellos; de hecho, nadie hubiera dicho que eran un león y un tigre; eran sólo dos
felinos grandes y feos.
Mientras continuaban su viaje bajo estas condiciones
extremas, vieron un área que tenía muchos árboles. Prácticamente jadeando y arrastrándose
llegaron a este hermoso oasis. Si este oasis hubiera estado un poco más lejos,
ambos hubiesen sucumbido.
Tan pronto como llegaron a este lugar de abundancia, divisaron
un pozo de agua donde el agua fresca y cristalina los invitaba a beber. Bajaron
desesperadamente la cabeza para tragar tanta agua como pudieran, y les dolió
ver la imagen de sí mismos reflejada en el agua. Calmaron su sed; habiendo
recuperado algo de energía, cada uno se dio cuenta de que tenía compañía. Al
mirarse, muy profundamente en su interior sintieron lástima el uno por el otro,
y no encontraron palabras que pudieran intercambiar.
"Hace mucho calor, ¿Verdad? Dijo el tigre rompiendo
su silencio. “Mucho calor.” Respondió el león. "¿Eres de esta zona?"
El tigre siguió conversando. “La verdad es que no, salí a dar un paseo y me
perdí. ¿Y tú? El león continuo la conversación. "Es curioso que los dos
nos perdimos dando un paseo." Murmuró el tigre con una débil sonrisa.
"Apuesto a que tienes mucha hambre como yo". Añadió el león con un
poco de pena. "Por supuesto." Simplemente agregó el tigre. "¿Qué
tal si formamos un equipo para buscar algo de comida?" Sugirió el león.
"¿Qué tal si tomamos caminos separados y regresamos aquí para compartir lo
que encontremos?" El tigre sugirió de vuelta. Accediendo sin más palabras,
fueron a buscar qué comer.
Unos momentos después se encontraron otra vez frente al
pozo de agua. El león trajo algunos huevos y el tigre también trajo algunos
huevos. Ambos se rieron de la coincidencia, “Bueno, huevos será nuestra
suculenta comida.” Dijeron al unísono. Se rieron tan fuerte que parecían haber
rugido. "Estos son huevos de lagarto". El león explicó. "Estos
son huevos de pájaro". El tigre explicó. El león se mostró sorprendido,
"¿Puedes trepar a un árbol?" El tigre, que tenía un pelaje tan
horrible sin sus hermosas rayas, se avergonzó de decir: "Los tigres
podemos treparlos árboles fácilmente." En cambio, dijo, “El hambre empuja
a uno a hacer cualquier cosa por la comida. Sentémonos a la sombra de los
árboles a comer. " Ambos comieron con voracidad, y aunque en sus respectivas
vidas felinas esto sólo habría sido un bocadillo, se sintieron bendecidos con
esa humilde comida.
Se quedaron dormidos y cuando despertaron el león dijo:
"Pareces un puma enorme". El tigre sonrió y dijo: "Tú también."
El león se levantó y respiró profundo, “Necesito regresar a mi jungla. Fue un
placer conocerte." Comenzó a caminar, de repente se volvió y confesó.
"Tengo un poco de miedo de regresar". El tigre dijo: “No sé qué tan
lejos has viajado. Creo que, si tu fuerza y resistencia te trajeron hasta aquí,
eres lo suficientemente fuerte como para caminar de regreso a tu terreno. Necesito
hacerte una confesión. No me perdí, vine todo el camino hacia el Sur porque
quería luchar contra un león, sólo para demostrar que soy el felino más fuerte
de todas las selvas. Soy un tigre; mi pelaje se arruinó por el calor y las tormentas
de arena. En este momento, siento que soy el tigre más débil y más estúpido de
todos, pero me siento agradecido por estar vivo aún. Yo también regresaré
". Los ojos del tigre estaban llorosos. “Gracias por ser tan sincero. Yo
tampoco salí a dar un paseo. Soy un león; mi melena se cayó por la misma razón
por la que perdiste los colores de tu pelaje. Quería encontrar un tigre
poderoso para luchar contra él y destrozarlo. Siento que encontré un amigo
". El león ahora lloraba. Luego sonrieron y se dieron un enorme abrazo
felino y rugieron tan fuerte que se escucharon en todo ese desierto inmenso. “Regresemos
a nuestras casas, lo lograremos” Ambos estuvieron de acuerdo. Así lo hicieron.
Cuando el león se reunió con su manada, les dijo que
había conocido a un tigre muy valiente que le enseñó el valor de la honestidad
y el agradecimiento. Cuando el tigre se reincorporó a su manada, les dijo lo
mismo. Tanto el león como el tigre vivieron felices para siempre en sus
respectivas selvas.
La verdaderas amistades nacen de la sinceridad no 8mports que tan diferentes seamos unos de otros
ResponderBorrarMagda Rosa
Y a veces los mejores amigos resultan ser los que parecían ser los más antagonistas. ¡Un abrazo mi querida Masberillita!
ResponderBorrarEeehh je je, esa historia está estupenda. Es magnífica, es para todas las edades. Realmente te da para hacer varias versiones o hasta una pequeña novela ;-) ¡Éxitos!
ResponderBorrarEscribir historias cortas refresca mucho mi creatividad, convertir las historias a novelas es un gran peldaño. De momento me siento muy complacida con mis escritos cortos, aunque esa idea tuya es muy halagadora. Gracias, mi querido Juan por incentivarme. ¡Dios te bendiga!
ResponderBorrarComo siempre este cuento nos permite hablarle a los mas pequeños sobre valores tan importantes como la amistad, la tolerancia y la solidardad.. e incluso tambien para recordarnos a los mayores las claves que nos permiten llevar una mejor relacion aún con los que parecen ser nuestros enemigos...Me gustó mucho!!
ResponderBorrarEl mensaje que encierra cada historia se adapta a cada lector, unos encontramos mensajes que otros no ven o los interpretan de manera diferente. Tu enfoque es muy amplio y me da mucho, mucho gusto que te haya agradado. ¡Seguimos en campaña mi querida Chelita! ¡Dios te bendiga!
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