A veces las obras se devuelven como un bumerang. Así que
voy a hacer una humilde sugerencia de aporte a este sitio web.
Comienzo evocando la Maracaibo de los años setenta. En
esa época, Mamá Ingrid no tenía hijos ni se había casado, pero Dios le había
dado sobrinos a los que contaba cuentos o se los leía de los libros, dando
desde esos remotos tiempos, muestras de su especial amor a los pequeños, y a
toda su familia, así como también a la literatura. Por las noches, para que
conciliáramos el sueño, nos leía en la casa de la abuela Alicia, y de toda la
gran familia Petit Villalobos, nada más y nada menos que cuentos tan valiosos
como los de "Las Mil y Una Noches". Yo los escuchaba con la atención
que me era posible porque era inquieto, en una época en la que ya me sentía
motivado a escribir y a leer lo que pudiera. De ese modo, dentro de sus
relatos, me causó especial impresión una historia que yo pensé era de Las Mil y
una Noches, plena de romanticismo y emociones, donde le cortaban la cabeza a un
"Rawí". Yo nunca supe, y para ser sincero todavía no sé qué es un
Rawí, sólo imaginé que era una persona elegante y que lucía un turbante, como
los que pude haber visto en la película "El Ladrón de Bagdad".
La vivacidad de la
historia que nos presentaba Mamá Ingrid (y a la sazón, desde aquel tiempo, y
aún hoy, para mí, Tía Ingrid), la cadencia de su voz, el ritmo que le imprimía
al relato, que probablemente también estaba en verso, me motivaron a componer
mi propia "historia oriental" y a presentarla en los mejores versos
con cierta métrica y rima, que me fuera posible componer. El ejemplo y
motivación para ponerlo en verso, ya venía de la misma familia Villalobos... de
mi Abuela Alicia, de sus hermanos Isaac y Alfonso; recuerdo que la presencia de
ellos causaba en mí una viva impresión, cuando hacían un despliegue de su
expresividad. El bisabuelo Abrahán, era frecuentemente citado por sus anécdotas
y por sus versos, casi como si los que nacimos después de su deceso, hubiésemos
tenido la oportunidad de conocerlo, pues como muchos maracaiberos de su
generación, era gran aficionado a las historias y a los versos. En Maracaibo,
por preferencia, a los poemas se les decía "poesías".
Así que, para resumir este preámbulo, no quiero sino
agradecer a mi Tía Ingrid, por toda esa inspiración y ese apoyo que ha dado a
muchos de esta familia desde pequeños. Te mando un beso y un abrazo, y aquí mi
pequeño homenaje y primera humilde contribución en este espacio, porque pudiera
ser que, con tu benevolencia, participaremos en más de una ocasión.
Cuento en verso (¡Agradezco también a mi Tía Mirla, quien
hizo la primera versión profesionalmente mecanografiada! :-) :
El Elefante Adorado
En un lugar de violetas
donde cada día había fiestas
vino a dar un elefante
negro, como el azabache
Todos lo querían tener
al elefante adorado
reyes, rawíes y vasallos
sacrificaban los gallos
por quererlo poseer
Y fue hasta Jerusalén
el elefante preciado
y apresado por vasallos
vino a melancolecer
Ya no quería ni comer
se le marcaban los huesos
y en sus marfiles tan tersos
caries debería tener
No podía ni caminar
se le doblaban las patas
y medio tonto, entre vacas
que se confundía con ellas
admiraba las estrellas
con actitud filigrana
Tan melancólico estaba
el elefante pequeño
que de noche entre las ramas
veía con claro diseño
los días en que su hermana
comía las hierbas de helecho
En amanecer de un día
llegó un joven de Israel
que decía ser dueño él
del elefante preciado
que al sentirse liberado
saltó de entre las tristezas
y un torrente de alegrías
vino para su cabeza
Pero vióse desilusionado al saber
que cortaron la cabeza del ser
que lo salvaría
y vióse la algarabía
que su locura llenaba
y su mente se quemaba
entre brasas de desdicha
Y en una actitud ya dicha
deseaba la muerte, y nada
Pronto
no tardó en morir...
Sus cenizas ser regaron
y con el viento volaron
hasta llegar hasta el fin
Pero en un buen día de invierno
surgió de la blanca nieve
una figura en relieve
del bonito paquidermo
Toditos fueron a verlo
al elefante de nieve:
médicos, condes y reyes
Pero al tocarlo el primero
éste se desvaneció
y toda la grey lloró
a su estatua tan divina
que todos adorarían
al verla venir en pro
El Elefante
Adorado. Juan Carlos Viloria Petit.
Maracaibo, 1978. 11 años.
Primer lugar del género poesía, categoría infantil, del
Concurso
Literario "Gerardo Antillano Armas", 1979.
Recuerdo que asistí a la premiación, en el Teatro de
Bellas Artes de
Maracaibo, con una flamante camisa blanca que muy
oportunamente me
había regalado mi Tía Sara Villalobos de Meleán :-).
¡Wao! ¡Qué maravilla de ilustración le has puesto! ¡Me gusta mucho ese elefante! 😀️ 👏️ 👏️. Para mí es muy grato verlo. Te agradezco muchísimo la publicación, tan impecablemente versionada. Muchísimas gracias!! 👍️. ¡Un abrazo!
ResponderBorrarQuerido Juan Carlos, te doy las gracias una vez más por haber sacado de tus recuerdos este poema que tenia tantas ganas de poder leer completo otra vez. En aquel bello momento de nuestras vidas me lo aprendí de memoria, pero como el paso del tiempo no es infalible, sólo tenía ciertas líneas grabadas en mi mente. Lo bello de ahora son las palabras que has tenido para con tu Tía Ingrid; me he sentido muy orgullosamente aludida, homenajeada y recompensada. Me da mucha satisfacción que te haya gustado la ilustración, la verdad que este blog que me has ayudado a creer y del que siempre serás parte, me está dando la oportunidad de reencontrar a la Ingrid que aparte de disfrutar mucho el escribir también disfruta mucho dibujar. Siempre me he sentido muy orgullosa de ser tu Tía Ingrid. ¡Dios te bendiga!
ResponderBorrarEl mensaje siguiente fue enviado vía WhatsApp por Emelina Petit:
ResponderBorrar“Está muy bueno el recuento. Estoy orgullosa, tanto de mi hijo querido poeta, como de mi hermanita escritora. Los amo, mis corazones bellos.”
El mensaje siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zaida Petit:
ResponderBorrar“Muy bonito. Felicito a Juan Carlos que estaba tan pequeño y le quedó muy bello. Esa herencia se la dejó el bisabuelo.”
El mensaje siguiente fue enviado vía WhatsApp por Alicia Viloria Petit:
ResponderBorrar"¡Sólo lo mejor de lo mejor!"
Bonito recuerdo, no olvido cuando todos comentabas admirados el poema escrito por un niño de 11 años! Se ve claramente la gran influencia de tía Ingrid y el impacto que causó esa literatura en él.
ResponderBorrarSu rima, su vocabulario rico y amplio; todo era de admirar, nuestro Juan Carlos desde muy chiquitito dio señales de tener un talento extraordinario. Gracias mi hermanita, por hacerme sentir que puse mi granito de arena para incentivar a mis sobrinos, quererlos y que me quisieran fue muy sublime.
BorrarLa cabeza del rawi es un cuento que se quedó grabado en la memoria de toda la familia, tanto lo repitieron Nenal e Ingrid que todos los recordamos claramente
ResponderBorrarSaber de memoria ese largo poema fue la nota de uno de los exámenes parciales de nuestro tercer año de bachillerato con la Profesora Georgina de Cuevas, en 1971 ¡Como para no habérnoslo aprendido! Si te digo que Nena y yo aún nos lo sabemos de cabo a rabo, ¿Me lo crees? ¡Te quiero GRANDOTE!
BorrarPodéis poner un post en este blog con el título "Cuento de Rubén Darío", y colocar allí "La Cabeza del Rawí", asi podríamos leer a gusto ese hermoso relato. Sería grato 👍️.
ResponderBorrarY en este post, muchas gracias a todos sus hermosas palabras, por lo que me toca.
¡Saludos!
Gratos recuerdos bien hilados de mi hermano Juan. Fui testigo cercano de ese ciclo de inspiracion, recordando ahora el relato, la lectura original de tia Ingrid, la expedita diligencia del (ahora) Doctor Hilario Gamero para lograr que el poema entrara a tiempo al concurso (no recordaba que tia Mirla lo habia pasado a limpio. Mejor mecanografa imposible!) y el regocijo de que mi hermano ganara el primer premio. Fuimos todos muy bien vestidos y mejor peinados al teatro Bellas Artes para el acto de entrega de premios. Compartimos el goce de numerosos libros, el disco "Dias y flores" de Silvio Rodriguez, y un balon de futbol profesional que pateamos hasta el cansancio, o mejor dicho hasta que lo "espichamos" en el Paseo del Lago. No sabiamos que años despues seriamos amigos del viejo Sergio Antillano (padre del niño poeta Gerardo, tragicamente ahogado en el mar Caribe), y sus hijos Sergio, Pablo, Lucia, Amanda y Diana. Conexiones por todas partes
ResponderBorrar¡Hola Ángel!
BorrarAsí es.
El Premio Literario Gerardo Antillano Armas, fue gestionado como una Fundación, a la memoria de uno de los hijos de Don Sergio Antillano y Lourdes Armas. El concurso fue de carácter nacional y estaba clasificado en géneros y categorías. Las categorías de acuerdo a las edades de los participantes.
Desconozco si después de 1979 se hicieron otras versiones del concurso y premiación.
Ciertamente, fue muy bueno posteriormente conocer y crear constructivos lazos con la familia Antillano Armas. Nuestra hermana Alicia era amiga de la Profesora Lucía, ya fallecida, mientras que también tuvimos el honor de conocer a Don Sergio, y su hijo Sergio es un gran amigo tuyo, aparte de ser un personalidad muy conocida y respetada en toda Venezuela.
Don Sergio Antillano, eminente periodista, editor y crítico de arte, también fue amigo de nuestro primo Jacobo Villalobos, quien durante muchos años, cumplió importantes roles en la Imprenta de la Universidad del Zulia.
Yo trabajé con la Profesora Lucía Antillano Armas, gran amiga, en el área de Desarrollo Tecnológico de Autodesarrollo de la Facultad de Ciencias de LUZ. Desarrollamos un pequeño programa de ciencia recreativa que duró varios semestres. Posteriormente ella llegó a ser Senadora. También promovió ediciones de importantes libros, y una gran cantidad de actividades culturales y científica. Contó con numerosos afectos y reconocimientos a nivel regional y nacional.
Esa familia Antillano es una familia de creadores!
Por cierto, aquél concurso tenía un bonito lema: "Creación, Formación y Libertad". ¡También muy venezolano! 👍️.
¡Salutes!
No puedo agregar nada a estos dos comentarios anteriores de mis sobrinos Juan Carlos y Ángel Luis, sólo puedo decirles que toda la información que han referido le da brillo al acontecimiento. Eso fue un efecto de bola de nieve, al que humildemente yo le di un empujoncito y de lo cual, me siento inmensamente orgullosa. ¡Dios los siga bendiciendo y ayudando a seguir cosechando muchos éxitos más!
Borrar¡Amén! 👍️.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarJ
ResponderBorrarRealmente no recuerdo el momento en el que sucedieron los acontecimientos (creación del poema por parte de mi sobrino Juan Carlos ni el que ganara el concurso), sin embargo, recuerdo muy bien la influencia positiva de mi hermana Ingrid (en muchos sentidos) sobre la mayoría de nuestros sobrinos.
ResponderBorrarTambién recuerdo muy claramente la gran inquietud de Juan Carlos (siendo apenas un niño) por la lectura de todo tipo así como la composición, en tal sentido, además de este hermoso poema, puedo recordar uno realizado en honor a Don Pedro Colina en ocasión de su muerte y también una gaita llamada "Ardiente sol" con la cual tuve el inmenso honor de participar con el conjunto "Aurora gaitera" de la urbanización La Paz en un festival de gaitas (año 1984) realizado en el desaparecido local nocturno maracaibero llamado "Club Quiruan", allí orgullosamente obtuvimos el segundo lugar en la premiación teniendo yo el privilegio y gran honor de ser el solista de la gaita a la que le puso música el gran amigo Rafael Rios
¡Saludos, Tío Rubén! Qué gratos recuerdos me habéis traído de aquellos tiempos gaiteros mágicos, en que la Gaita salía del corazón y se hacía con mucha mística. Ustedes siguieron más con ese gran arte nuestro, ¡hasta el día de hoy!
ResponderBorrarRecuerdo a Pedro Colina por su especial presencia en todo tipo de radiodifusión gaitera en esa época, y que fue ingualable en recitar el Poema del Regionalista, que no recuerdo su autoría. Eso fue lo que me motivó a escribirle algunos versos en los días de su lamentable deceso que se sintió en la capital zuliana.
Que Dios nos de salud y vida para componer y cantar más gaitas, y que estemos todos aquí en Venezuela. Aquél concurso de gaitas y gaiteros de 1984 fue inolvidable, así como la acertada integración que hiceron Rafito Ríos y vos para conformar tan buena gaita, con esos humildes versos.
¡Bendición, y un gran abrazo desde las gélidas tierras de Cabimas! (está nevando...).
Y es que maracucho que no está físicamente en su terruño, lo está siempre con el corazón...
ResponderBorrarHola, soy Rubén Petit que no me identifiqué en mi anterior comentario.
ResponderBorrarQuiero agregar que en aquel festival en el que fuimos segundo lugar la gaita ganadora llevaba por nombre "Aquellas gaitas alegres" cantada magistralmente por el entonces naciente gaitero Argenis Sanchez (excelente solista y director de grupos hasta la actualidad). En ese mismo año 1984 la gaita en cuestion fue grabada por el conjunto Vuelvan caras
De verdad excelente, tío Rubén. Excelente solista y excelente conjunto gaitero 👍️.
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