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Mostrando las entradas de julio, 2021
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Banco de Bellotas Érase una vez un tupido bosque donde abundaban los robles y con ellos sus numerosísimas bellotas. Entre las criaturas que vivían en sus alrededores las ardillas eran muy numerosas. No hay una ardilla que no se deleite en grande con las deliciosas bellotas de los robles.  Esta comunidad de ardillas corría graciosamente alimentándose con la abundancia de bellotas; ellas almacenaban la mayor cantidad de ellas que podían para sobrevivir cada largo y extremadamente frío invierno. Entre todas estas ardillas había una, Piya, que se consideraba muy astuta. Cada día mientras las bellotas maduras caían incesantemente sobre el suelo, ella comía todo lo que podía. A su vez, llevaba cuanta bellota podía a su reservorio para tener suficiente comida durante el invierno. Un día, Piya descubrió una cueva muy grande al pie del roble más alto del bosque. Se sintió maravillada ante la inmensidad de aquella cueva que tenía una humedad y una temperatura ideal para almacenar cientos
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Todo por Un Trofeo Se celebraba un festival para escoger al ave que tuviese el canto más melodioso de todas. Muchísimas aves habían atendido aquella singular competencia. La competencia había durado muchos días, había sido una tarea muy difícil para los jueces ir eliminando competidoras, pero ya habían reducido los números a dos grandes finalistas, en cuestión de días sería la Gran Final. Había sido una competencia muy cerrada, en realidad podía decirse que todas las aves tenían cualidades maravillosas en sus cantos, pero era preponderante que se determinara una ganadora. Una de las dos finalistas no aceptaba la idea de perder aquel galardón, sentía que su vida misma dependía de ser reconocida mundialmente como el ave con el canto más melodioso de toda La Tierra. Por muy difícil que dijeran que había sido llegar sólo a dos finalistas, esta ave estaba convencida de que tenía un canto único y que era casi un hecho que ella sería la ganadora indiscutible. Dentro de toda esa confianz
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  No quiero ir a la escuela En enero de 1964, la pequeña Yarelis acababa de cumplir 6 años y sus padres la inscribieron en primer grado. Aquello era todo un evento para esta pequeña quien formaba parte de una familia muy numerosa, siendo ella la número diez; para ese entonces ella asistiría a la escuela con las tres hermanas que la antecedían en el orden familiar. Yarelis sintió gusto de comenzar aquella nueva aventura, pero al mismo tiempo durante las horas que pasaba en la escuela sentía que extrañaba mucho la cercanía de su mamá. Le gustaba mucho tener amiguitos nuevos y tener una maestra, le parecía que le iba a llegar a tener mucho cariño. A los muy pocos días de haber comenzado a ir a la escuela una de sus compañeritas le dijo; “Nuestra maestra es muy buena, ella es una segunda mamá para todos nosotros.” Aquellas palabras sacudieron a Yarelis. “¿Cómo qué una segunda mamá?” Le preguntó a su amiguita. “Sí, en la casa tenemos una mamá y aquí en la escuela tenemos otra. Por eso tenem