Una Llanera de Trenzas Rubias Según he leído acerca del origen del carnaval en Venezuela: El Carnaval en Venezuela: Una tradición de festejos e historia - Maria Carolina Chapellín de Mirabal (mariacarolinamirabal.com) “En época de la Colonia, el carnaval se celebraba con juegos violentos, utilizando agua, polvos y otras sustancias. No obstante, en el siglo XVIII el Obispo de Caracas, Diez Madroñero, convirtió el carnaval en una ceremonia religiosa que consistía en celebrar tres días de rezos, rosarios y procesiones. José Ábalos retomó el significado original del carnaval con elementos refinados que incluía la realización de desfiles con comparsas, carrozas y confites para las familias que salían a las calles, intentando eliminar los violentos juegos de antaño. La celebración del Carnaval en Venezuela se hizo tradición con la realización de desfiles, bailes privados y los populares disfraces de negritas, marcándose la modernización de esta festividad en nuestro país.” Me remonto a mis
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Mostrando las entradas de octubre, 2021
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Lentes de Fe Emiro y Ana eran esposos, ellos formaban una pareja muy feliz. Tenían una granja pequeña en la que criaban gallinas ponedoras, también tenían panales de abejas de los que obtenían miel. Vivían de la venta de huevos y miel. En su huerto cosechaban maíz para alimentar a sus gallinas y tenían muchísimas plantas que se adornaban con flores de todos los colores en las que sus abejas libaban sus dulces néctares. Tenían Emiro y Ana, además, un burro llamado Pancho, quien por muchos años había sido más que un animal de servicio, un compañero infalible. Emiro y Ana nunca tuvieron hijos; desde que se unieron en matrimonio, el eje de sus vidas fue la cría de sus gallinas ponedoras, de sus abejas, así como la cosecha de sus maizales y además cuidaban a Pancho con mucho esmero. Aconteció que hubo una sequía muy fuerte que por varios meses azotó la zona geográfica donde ellos vivían. Los pastos sufrieron la falta de lluvia, toda la zona parecía cubierta de una cobija amarillo
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Siete Velitas Hoy podría publicar otro cuento, porque tengo muchos en mis archivos, pero hoy quiero escribir una anécdota de mi niñez para homenajearme por ser hoy el día de mi cumpleaños. No puede haber una mejor anécdota alegórica a este significativo día de mi vida como una vivencia de otro día de cumpleaños y para ello me remontaré al año 1962 cuando cumplí siete años. Un miércoles 17 de octubre de 1962 fue exactamente el primero de mis cumpleaños que quedó grabado en mi mente, esto se debió a que tuve mi primera torta de cumpleaños la cual había cumplido una larga travesía, pues mi papá la había traído desde Caracas. Nuestro padre viajaba dos veces al mes a Caracas, era chofer de la Lotería del Zulia. A cada regreso de sus rutinarios viajes nos traía entre otras cosas, miel y turrones. Pero aquel año, Papá trajo algo que me hizo elevar al cielo de la felicidad: trajo una torta para celebrar mi cumpleaños. Una torta sin ningún nevado, tan sencilla como si la acabaran
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Burbuja de Ensueño Había una vez un inmenso hormiguero en el jardín de una casa muy cerca de una de las ventanas que daba hacia este jardín. Por las noches las luciérnagas hacían despliegues de luces; parecían ser sus vigilantes nocturnos. Las hormigas siempre admiraban embobadas la destreza con las que las luciérnagas volaban y su bello destello de luces. Una noche, una de las luciérnagas se percató de cómo las hormigas las miraban y se paró en la rama de una planta para detallar más en ellas y entonces pudo escuchar, lo que alguna en medio de su embelesamiento les decía a las otras. “¿Se imaginan lo que ellas deben sentir al poder volar, al poder iluminar sus abdómenes y brillar como pequeños luceros?” Hablaba sin alejar su mirada de aquellos seres alados y luminosos. “Yo las veo como chispitas que se le escapan al sol para ser centinelas de la luna.” Dijo otra con una mirada absorta. La luciérnaga al escuchar aquellos suspiros convertidos en palabras se sintió muy halagada; sintió q
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Los Almanaques de Alicia de Jesús ¡Cuántos recuerdos de mi madre alberga mi mente! Muchos son los recuerdos de las anécdotas de su infancia y de su juventud, de su vida a nuestro lado como nuestra madre, de su personalidad, de su dulzura, de su tenacidad, de su severidad y de sus costumbres. Recuerdos que no son los mismos en cada uno de sus hijos, nosotros los Petit Villalobos, ni en cada uno de sus nietos. Cada uno percibió una perspectiva diferente de lo que fue Alicia de Jesús Villalobos Hernández. Alicia de Jesús fue una mujer que atesoró cada pequeña cosa material que llegó a formar su entorno, para ella no hubo nada insignificante. Yo fui una de sus hijas quien, tal vez, más dificultades tuvo para comprenderla, más no así la que menos la admiró. Mi admiración hacia mi madre crece día a día, en la medida que escudriño en los andares de su vida aprendo más de ella, aunque ya no está con nosotros. No todos tenemos a la misma Alicia de Jesús en nuestros recuerdos y en nuestr