Siete Velitas
Hoy podría publicar otro cuento, porque tengo muchos en
mis archivos, pero hoy quiero escribir una anécdota de mi niñez para homenajearme
por ser hoy el día de mi cumpleaños.
No puede haber una mejor anécdota alegórica a este
significativo día de mi vida como una vivencia
de otro día de cumpleaños y para ello me remontaré al año 1962 cuando cumplí
siete años.
Un miércoles 17 de octubre de 1962 fue exactamente el primero de mis cumpleaños
que quedó grabado en mi mente, esto se debió a que tuve mi primera torta de cumpleaños
la cual había cumplido una larga travesía, pues mi papá la había traído desde Caracas.
Nuestro padre viajaba dos veces al mes a Caracas, era
chofer de la Lotería del Zulia. A cada regreso de sus rutinarios viajes nos traía
entre otras cosas, miel y turrones. Pero aquel año, Papá trajo algo que me hizo
elevar al cielo de la felicidad: trajo una torta para celebrar mi cumpleaños.
Una torta sin ningún nevado, tan sencilla como si la
acabaran de sacar del molde en la que fue horneada, pero yo la vi como una obra
de pastelería exquisita.
Éramos 12 hijos, yo era una de las menores y en ese
tiempo, dentro de mi sublime inocencia, yo pensaba que mi papá no reparaba
mucho en mí; así que aquel gesto de haberme traído una torta fue como una declaración
de amor paternal de aquel señor tan callado y pensativo al que yo hasta temor
le tenía.
Por la tarde, después de haber cenado nuestras
arepas con queso y mantequilla, sacaron la torta de la nevera y la pusieron en
el centro de nuestra mesa del comedor. Los catorce integrantes de aquel grupo
familiar se organizaron a su derredor para cumplir con la tradición de cantar
el cumpleaños feliz.
Mi corazón latía desenfrenadamente, mis sienes eran dos
tambores, mis orejas ardían de calor y les aseguro que estaba roja como una
manzana; aquello era un evento sin precedentes en mi corta existencia.
Encendieron las siete velitas, enseguida se escuchó el unísono
del canto , “Cumpleaños feliz…”; yo sin esperar nada más de aquella canción soplé
las velitas, era tanta mi euforia y concentrado nerviosismo que las apagué
todas de un solo soplido.
Aquel cantar se transformó entonces en un reclamo, “¡Tenías
que esperar que termináramos de cantar el cumpleaños para soplar las velitas!”
Aquella pobre niña, que había estado sobrecargada de intensa
emoción, se sintió en ese momento muy avergonzada por su impertinencia, quiso
correr al baño para llorar y para evitar el riesgo de vomitar delante de todos
e incluso orinarse allí parada. Gracias a Dios, ninguna de esas dos cosas tan
desagradables y bochornosas sucedió; pensó que volverían a encender las velitas
para darle una segunda oportunidad.
Las velitas no fueron encendidas de nuevo; la mayor de mis
hermanas, Haydeé, tomó el cuchillo grande y grueso con el que Mamá cortaba el
lomo que cocinaba para el almuerzo y cortó aquella torta en 14 pedazos.
Pensé para mí, “Cuando Papá me traiga otra torta para mi próximo
cumpleaños, voy a soplar las velitas cuando terminen de cantarme el feliz cumpleaños.”
Pero esa fue la única torta que Papá me trajo de Caracas, no fue hasta que cumplí
11 años que me volvieron a comprar una torta para celebrar mi cumpleaños.
Han pasado 59 años desde aquel 17 de octubre en el que yo
soplé abruptamente 7 velitas cuando apenas me empezaban a cantar “Cumpleaños feliz
te deseamos a ti…”, 7 velitas encendidas en una torta que hubo viajado desde Caracas
con mi papá, ese fue y será un cumpleaños inolvidable.
Jajajaja me muero de la risa de imaginarme esa escena!! Hoy ya sabes que tienes que esperar el final de la canción para soplar la velita y de seguro va a ser una torta que vas a disfrutar al lado de tus hijos y nietos feliz cumpleaños querida hermana, que el Señor te bendiga y te colme de una larga vida
ResponderBorrarYo dije, “¡Trágame, Tierra!” Y sentí que las orejas se me estiraban y se hacían largas como las orejas de un burro. Gracias mi hermanita de mi corazón por tus deseos hermosos. ¡Que Dios te bendiga!
BorrarEl comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zulima Predreañez:
ResponderBorrar“Esa es Ingrid Petit, demasiado nerviosa y tímida , calladita viendo accionar y hablar las amigas parlanchinas que la rodearon en el liceo , con un gran corazón y presta a transmitirnos las explicaciones que nos darían la oportunidad de aprobar las materias que nos daban preocupación.”
Dios! Amiga estoy más asombrada que nunca de ese don con el que Dios te bendijo , la memoria , recordar hasta el día de la semana es rxtraordinario. . Esa historia la disfrute tanto como cuando iba a estudiar a tu casa , momentos inolvidables..
ResponderBorrarContinua escribiendo amiga, . eres genial!
Un abrazo en la distancia
Te quiero abrazos
¡La palabra “genial” me dice quién eres! Cierto que aquellos momentos de bachillerato son inolvidables y muchas de esos momentos han de transformarse en historias escritas. Gracias por tu incondicional apoyo e inagotable camaradería. ¡Un abrazo fuerte!
BorrarEl comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Norma Beatriz Rodríguez:
ResponderBorrar“Precioso recuerdo, me encantó y muchas felicidades!!!!”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zaida Petit:
ResponderBorrar“Acabo de leer tu historia de tus siete añitos; yo no recordaba ese día, Dios guarde tu memoria… tuvo que ser muy hermoso para que tu recuerdo no se borre. Feliz cumpleaños mi hermanita y que Dios te mantenga esa bella memoria. ¿Seguro no te va a dar Alzheimer? jJajajaja!
Dios te premio con esa mente maravillosa para recordar con lujo de detalles, las cosas que pasaron en tu familia, tu eres muy detallista y observadora en todos los aspecto. Y si no sabes consultas para estar segura de lo que vas a decir. Yo siempre te admire por eso tu inteligencia cuando dabas clases en tu casa, te desemvolvias tan maravillosa a pesar de que fuiste timida, pero muy detallista y observadora. Te quiero mi tía preciosa
ResponderBorrarGracias, querida Yuly. Tus palabras siempre me enaltecen.¡Dios te bendiga!
ResponderBorrarLeyendo los comentarios, si Ingrid era tímida en Bachillerato, lo disimulo muy bien!!! . Un abrazo Ingrid. Muchas de tus anécdotas se parecen a algunas de las mías, Lo disfrute muchísimo.
ResponderBorrarGracias por ser un lector asiduo de mi blog. Tendrás que contarme alguna de tus historias para inspirarme con ellas. ¡Será un verdadaro placer que seas parte de mi reparto de cuentos! ¡Bendiciones!
BorrarEl comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Ángel Luis Viloria:
ResponderBorrar“Lo primero que te han debido explicar era cuándo venía el momento de soplar las velas. El recuerdo de tus emociones es impresionante. Y por cierto, ¡Feliz cumpleaños!”