Dulzura

Érase una vez una hacienda agropecuaria donde había una vaca que producía una leche que era naturalmente dulce, más que dulce era empalagosa. Los trabajadores de la granja le reportaron al dueño aquella anormalidad, “¿Cómo que produce leche dulce?” Preguntó el hacendado sintiéndose grandemente extrañado. “Como usted ha escuchado. Su leche es demasiado dulce, podemos asegurarle que esa leche no es comercial. Lo más impresionante es que produce cuatro veces más leche que una vaca normal.”

El hacendado gritó muy descompuesto, “¿De qué me sirve una vaca que produzca tanta leche si su leche es repugnantemente dulce? No tengo intenciones de alimentar a una vaca que no me sirve para nada. ¡Llévenla al matadero!”

Los trabajadores dispusieron entonces llevar a la vaca para ser sacrificada.

Uno de los obreros que trabajaba allí escuchó las órdenes dadas de llevar a aquella joven vaca al matadero y sintió mucha pena por ella. Cuando todos dormían, fue hasta su corral y la liberó para salvarla de ser sacrificada. “Anda, vete. No puede ser que te condenen porque produzcas leche dulce.” Le dijo a la inocente vaca y la dejó en libertad.

No muy lejos de esa hacienda había una humilde choza donde vivía una familia muy pobre: padre, madre e hijo; Don José, Doña Elena y Carlitos respectivamente. Tenían un pequeño huerto, los frutos que cosechaban los vendían en el mercado del pueblo más cercano.

Carlitos, cada mañana iba al huerto a revisar las plantas y recoger los frutos que estuviesen ya maduros. Ese día cuando estaba cumpliendo su faena matutina, sintió que alguien lo miraba y al levantar sus ojos se encontró de frente con una vaca.

Se sintió muy sorprendido; aquella vaca lo miraba muy fijamente con unos ojos muy apacibles. Tenía colgada en su cuello una campana en la que se leía “Los Cedros”.

El niño le dijo, “¿Estás perdida?” La vaca sacudió su cola y lanzó un ligero “Muuu”

Aquello le pareció muy gracioso al pequeño. “Ven conmigo, vamos a mi casa.” Le dijo como si la vaca entendiera lo que le decía.

Encaminó los pasos hacia su casa siendo seguido por la visitante. Al entrar en la choza les dijo a sus papás: “¡Vengan a ver, afuera hay una vaca!” Muy sorprendidos fueron con su hijo a ver al animal.

Don José dijo: “Esta vaca pertenece a la hacienda “Los Cedros”. Debe haberse extraviado, yo iré a avisarles para que la vengan a buscar.”

Inmediatamente diligenció su camino hacia aquella hacienda y les informó que la vaca había llegado a su huerto. “Esa idiota vaca se las ingenió para escaparse anoche, más tarde la iremos a buscar.” Dijo uno de los trabajadores. En ese momento se acercó el dueño de la hacienda y preguntó a qué se debía la presencia de aquel señor.

“Ha venido a decirnos que una de sus vacas ha llegado a su huerto.” Le explicó uno de sus obreros.

El dueño se sintió sorprendido pues aquel señor lucía ser muy pobre, “Es usted un hombre muy honesto.” Se sacó dinero de su bolsillo para recompensarlo.

“Muchas gracias, pero no tiene que darme dinero. Estoy cumpliendo con mi deber.” Le dijo.

Entonces intervino otro del grupo, “En realidad, yo creo que más favor le hubiese hecho quedándose con la vaca. La escapada es la vaca loca, la que produce leche dulce, la íbamos a llevar hoy al matadero; pero vaya usted a saber, a lo mejor su carne es salada y lo hubiesen demandado a usted por fraude.” Habiendo hecho este comentario todo el grupo de hombres rió  a carcajadas, menos el hacendado y el visitante.

“Quédese con la vaca, se la regalo.” Dijo el dueño de aquel lugar, giró sobre sus pies y se marchó.

El humilde hombre al llegar a su casa le dijo a su esposa: “¿Dónde está Carlitos?” La esposa le acercó una taza de café, “Desde que te fuiste ha estado en el huerto con la vaca, parece que se han hecho muy buenos amigos. Esa vaca es muy dócil.” 

“No lo vas a creer, pero me la han regalado.” Dijo Don José sentado a la mesa, tomando su café en pequeños sorbos.

“¿Regalado?” Doña Elena se mostraba muy sorprendida. “Como lo oyes, ellos se refirieron a la vaca como una vaca loca porque produce leche empalagosamente  dulce y puede tener la carne salada. La iban a llevar al matadero, parece que la vaca se escapó.”  Le explicó Don José.

“¿Y para qué nos sirve a nosotros una vaca con esas cualidades?” Doña Elena se sentó al lado de su esposo.

“Pues para nada. Será una carga para nosotros. Yo creo que lo mejor es dejarla suelta para que busque su propio camino.” Don José se levantó de la mesa y llamó a su hijo. Le explicó las circunstancias y la decisión que había tomado.

El niño sintió mucha pena porque no quería dejarla ir, pero entendía el razonamiento de su padre. Esa noche no pudo dormir pensando que lo más seguro era que cuando se levantara ya la vaca no estaría en el huerto.

Cuando fue a la mesa a desayunar, su mamá le dijo: “Tenemos un desayuno muy especial.” El bonito rostro de su mamá lucía muy complacido.

El niño miró a la mesa y sólo vio unas rodajas de pan. Su mamá le dijo entonces, “Anoche tu papá y yo hablamos mucho, sabemos que te has encariñado con Dulzura.”

“¿Dulzura?” Preguntó el niño con un rostro muy sorprendido.

“Así se llama nuestra vaca. Se quedará con nosotros. Cuando yo era niña, mi mamá siempre nos hacía dulce de leche. Le ponía mucha azúcar a la leche y la cocinaba hasta hacer un dulce de leche muy marrón y cremoso que luego se lo untaba al pan y ese era nuestro desayuno. Probé cocinando su leche y se convirtió en el dulce de leche más rico y cremoso que haya probado en toda mi vida. Es tan rico que ni siquiera hay que ponerle vainilla. Ven, pruébalo.”

El niño comió ávidamente aquel pan untado con aquel dulce de leche tan exquisito.

“Dulzura no será una carga para nosotros. La ordeñaremos todos los días y haré dulce de leche. Lo venderemos en el mercado y con las ganancias podremos alimentarla muy bien y le construiremos un cobertizo para que viva muy cómoda.  Será una compañera muy especial para nosotros, y siempre tendremos dulce de leche para ponerle a nuestro pan.”

Don José, Doña Elena, Carlitos y Dulzura vivieron muy felices.

 


 

Comentarios

  1. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Emelina Petit:

    “Muy bonito cuento, siempre hay que buscarle el lado bueno y positivo a cada cosa y esta señora, le vio el lado bueno a la leche de la vaca e incluso les ayudaría en sus ingresos diarios y tenían una compañera en su patio.”

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  2. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zaida Petit:

    “Esa vaca fue la recompensa para esa familia por su honradez, y Doña Elena supo sacarle provecho a Dulzura; Dios recompensa a los que actúan correctamente.”

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  3. El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Marianela Fernández de González:

    “¡Mas bueno!”

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  4. Bonita historia, siempre con una enseñanza

    Yo...

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  5. Querida "Yo", tus palabras son breves pero significativas. Te quiero GRANDOTE.

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  6. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Migdalis León:

    “Súper tierno.”

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  7. Leche de vaca soltera ;-) Ha de ser dulce. ¡Por fin descifré esa incógnita! ¡Saludos!

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