Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2022
Imagen
  Cilanciosa Hubo una vez una pequeña gatita llamada Cila. Desde que nació junto a un grupo de cinco hermanitos, su mamá notó que Cila no ronroneaba y la llevó al doctor. El doctor le dijo que Cila era totalmente normal. El doctor le explicó a mamá gata que no debería preocuparse porque Cila era una gatita demasiado apacible y que su ronroneo seguramente se manifestaría voluntariamente durante su crecimiento. Todos sus hermanitos se burlaban de ella, le ponían apodos muy feos. Le decían que tenía su batería descargada y su compartimiento de baterías no tenía puerta, por eso no le podían cambiar su batería; le decían que la maraca de su garganta estaba vacía. En lugar de llamarla Cila, la llamaban Cilanciosa. Cila sentía mucha vergüenza de ser diferente y se sentía muy triste por la burla que le hacían sus hermanos. Un día, Cila decidió irse muy lejos de todos, quería estar en un lugar solitario donde nadie supiera que su cuerpo no podía ronronear. Cuando todos dormían, Cila se fue de s
Imagen
  Brisa de Luna Llena   Érase una vez un murciélago llamado Pepe, que nació con una debilidad extrema en sus patas y debido a esta debilidad no se podía colgar a dormir como lo hacen todos los murciélagos. Pepe tenía que dormir acostado sobre su estómago o sobre su espalda. Los otros murciélagos comentaban que sufría los efectos de un conjuro malévolo y que sólo se libraría del conjuro invocando a La Justicia Divina. Pepe sufría su condición sin quejarse, pero cada vez que se guarecía en su cueva para dormir, le rogaba a La Justicia Divina que le revelara el secreto de cómo curarse. Un día, Pepe tuvo un sueño revelador en el que La Justicia Divina le había hablado pero cuando despertó no pudo reconstruir el sueño en su mente; solo recordaba la frase “Brisa de Luna Llena”. Desde ese día, se aferró más al ferviente deseo que La Justicia Divina le volviera hablar en su sueño para entender bien lo que aquella frase significaba, para poder romper ese terrible conjuro. Pasaban
Imagen
Mort-Adela En más de una oportunidad he escuchado decir que la mortadela era el jamón del pobre. La historia que escribo a continuación tiene mucho de realidad con un toque de fantasía, creo que en este relato la mortadela dejó de ser el jamón del pobre para convertirse en la mayor fortuna de una adolescente y de una gatica. Mi relato envuelve dos personajes principales: una adolescente y una pequeña gatica. Ellas no se conocían, a pesar de que eran vecinas. Cada una tenía un sueño muy grande; la jovencita (yo) soñaba con graduarse de bachiller con todos los honores para proseguir hacia la gran puerta de una universidad y la gatica soñaba con poder comerse una rodaja de mortadela completa. Recién comenzaba mi primer año de educación secundaria y dar el cien por ciento de mí en el rendimiento de mis estudios era mi mayor obsesión. Por otra parte, la familia con la que vivía la gatica, siempre le daba un pedacito de mortadela pues compartían una rodaja entre su mamá gata y sus he
Imagen
  Mamía Cuántas formas hay para dirigirnos a nuestra madre: madre, madrecita, mamá, mami, mamacita, mamaíta. Yo, a la mía, la mayor parte de ese maravilloso tiempo que la vida me dio para compartir con ella la llamé “Mamá”, pero después de adulta la quise llamar “Mamía”. Hoy 8 de mayo se cumplen 99 años del día en que Mamía vio la luz de su nacimiento y hace casi 6 años que su existencia cruzó el umbral de la ausencia física. Este año, como muchos otros, coincide la fecha de su nacimiento con un día que muchos países celebran, llamado “El Dia de Las Madres”. Hay un día en el que nacemos, un primer día que nos salió el primer diente, un primer día en el que comenzamos a balbucear palabras, un primer día para comenzar a caminar; y paremos de nombrar primeros días porque al vivir llenamos la vida de  muchos  primeros días. Entre ellos hay un día en el que la mujer se convierte en madre; cierto que es un primer día como los otros, pero un primer día que nunca deja de serlo porque
Imagen
                                                                                               Pintura realizada por Sara E. Viloria Noroño, 2015                                                         Entre El Miedo y El Amor   Cuando llegó el momento de escoger la universidad en la que estudiaría no llegué a reparar en sí en el lugar en el que viviría. Había vivido ya tres años en aquel país, y debido a la austeridad de mi vida de estudiante tal parecía que había vivido en una burbuja que me había aislado de los aconteceres de la sociedad inglesa. Ahora que analizo con objetividad lo que fue mi vida en ese país, me doy cuenta de que yo pasé por Inglaterra, mas Inglaterra no pasó por mí. Fui a ese país para estudiar, y a ello me dediqué con alma, vida y corazón. Tuve una amplia selección de universidades donde pude haber ido a estudiar, por supuesto que solamente podía escoger una de ellas y al escogerla,  venía  atada una ciudad que acogería mi vida por aquellos tres años f