Mamía

Cuántas formas hay para dirigirnos a nuestra madre: madre, madrecita, mamá, mami, mamacita, mamaíta. Yo, a la mía, la mayor parte de ese maravilloso tiempo que la vida me dio para compartir con ella la llamé “Mamá”, pero después de adulta la quise llamar “Mamía”.

Hoy 8 de mayo se cumplen 99 años del día en que Mamía vio la luz de su nacimiento y hace casi 6 años que su existencia cruzó el umbral de la ausencia física.

Este año, como muchos otros, coincide la fecha de su nacimiento con un día que muchos países celebran, llamado “El Dia de Las Madres”.

Hay un día en el que nacemos, un primer día que nos salió el primer diente, un primer día en el que comenzamos a balbucear palabras, un primer día para comenzar a caminar; y paremos de nombrar primeros días porque al vivir llenamos la vida de muchos primeros días.

Entre ellos hay un día en el que la mujer se convierte en madre; cierto que es un primer día como los otros, pero un primer día que nunca deja de serlo porque una vez que se convierte en madre, ella vive “primeros días” a lo largo de la vida de su hijo, o de sus hijos.

De todas las personas con las que compartimos nuestra existencia, la vida nos puede dar varias de ellas: hermanos, primos, amigos, hijos; pero sólo nos da una madre y un padre.

Mi escrito de hoy va dedicado a Mamía, uno de los dos seres más especiales de mi existencia.

Fui la novena hija de su corazón, la séptima de sus hijas hembras; la hija por la que lloró más en su vida, dicho por sus propias palabras; porque un día me alejé del seno del hogar, no porque quería formar una familia como lo habían hecho ya algunas de sus otras hijas, sino porque me aventuraba a vivir en un país muy lejano con las ansias de cursar mis estudios universitarios.

Si escribiese todos y cada uno de los recuerdos que mi alma atesora de esta mujer insigne, que me dio la vida y que me crio con mi padre junto a otros doce hermanos, haría un texto demasiado extenso que me haría reír y llorar muchísimo.

Nuestra relación de “madre e hija” tuvo sus altibajos, eso es algo casi inevitable en todo par de seres humanos que comparten la vida. Pienso que para Mamía, yo fui un ser rebelde e inconverso, pero en la que ella muy calladamente confió y a quien amó infinitamente.  Como hija, así como la amé profundamente, también fui su crítica implacable y quise juzgar sus actos.

Ya que mi partida hacia un país lejano fue la causa de un extremo llorar para Mamía, quiero recordar algunas  cosas muy bonitas de mi paso por su vida y del paso de ella por la mía.

Un recuerdo enternecedor que me quedó de cuando fui muy pequeña, era que Mamía siempre que salía a comprar cosas, nos traía un juguete a cada uno de sus hijos. Todos esperábamos ansiosos su regreso pues sabíamos que alguna pequeña recompensa nos traería.

El día que regresé de mi viaje a Caracas en el que me concedieron la beca de estudios para el exterior, y le dije que me iría de su regazo, sus brazos dejaron de abrazarme para cubrir sus ojos que desde ese mismo momento comenzaron a llorar.

Pocos días antes de mi partida, se me acercó y puso entre mis manos una bolsita de papel y me dijo, “Para que te lo llevéis a Inglaterra”; era un lápiz labial, mi primer lápiz labial. Ese pequeño obsequio fue la gran señal de que Mamía había entendido el propósito de porqué me alejaba de su lado.

Mamía viajó por primera vez lejos de su terruño natal para ir a despedirme junto a Papá, cuando en 1974, viajé desde Caracas hacia tierras extrañas.

Durante esos seis largos años, Mamía me escribió todos los días; semanalmente me enviaba una carta de muchas hojas que recopilaba su diario escribir.

Mamía no sólo se atrevió a viajar hacia Caracas; en 1976 y en 1980 abordó un avión para ir a Inglaterra. ¡Otro de los privilegios que me dio en su vida!

La vida nos bendice al concedernos el vientre de una mujer para crecer y de ella nacer. Cabe entonces la pregunta, ¿Es que acaso hay un día que no sea Día de las Madres?

Una de las pasiones que Mamía tuvo en su vida fue cuidar plantas para verlas florecer y crecer en su patio, en su frente, en sus callejones; por eso he escogido esta foto para cerrar mi escrito.



El Todo Creador bendiga el alma de nuestra madrecita, Alicia de Jesús, y la conserve en su Santísima Gloria al lado de los seres que también han partido y que ella tanto amó.

 

 

Comentarios

  1. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Maira González:

    “Qué belleza mi querida amiga. Tus escritos me llegan al alma. Feliz día de las madres. Que tu legado siga siendo de orgullo y amor. TQM.”

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  2. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Rubén Petit:

    “Dios bendiga eternamente a Mamá y Dios te bendiga hermana para que sigas haciendo tan hermosos relatos.”

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  3. Hermosos tus relatos y recuerdos de tu mamia que también fue mi abuela, al igual conservo tantos recuerdos de su gran amor y entrega a su familia incluyendo a nosotros sus nietos también nos visitaba con un regalito siempre. Su partida fue física pero se que su espíritu está vivo junto al padre celestial.

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    1. Gracias, mi negrita bella de mi corazón. Leyendo mis escritos y dejando tus sublimes comentarios, siento que cada recuerdo y cada sentimiento están anclados en nuestras vidas, eso son lazos que atan dulcemente. ¡Dios te bendiga mi negrita!

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  4. El comentario siguiente fue enviado vía email por Mario Díaz:

    “Muy bonito el relato y hasta me vi identificado en él. Tierna y amorosa tu mamá. Eres una persona muy especial Ingrid Petit. Dios te Bendiga.”

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  5. Bonito homenaje a Alicia de Jesús. Varias veces coincidió su cumpleaños con el día de las madres (segundo domingo de mayo, como hoy). Tuvo una larga vida, y no exenta de sacrificios. Que salud y que fortaleza! Gracias a tu perseverancia y propósito pudo conocer Gran Bretaña. Siempre tuvo esas maravillosas experiencias de viaje muy presentes. Fue una mujer amorosa y también terca, a veces cascarrabias. Los nietos de tu mamita, agradecemos la remembranzas que habéis hecho hoy.

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    1. Gracias, mi querido Ángel Luis. Cierto que Mamía fue todo un carácter con una inigualable personalidad, multifacética como madre y como abuela, por sobre todas las cosas nos bañó con su amor incondicional. ¡Dios te bendiga, mi ilustre sobrino!

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  6. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Magda Petit:

    “Mamía, Mamá, como la nombremos es un gusto en el alma que reboza emociones especiales, dulzura, añoranza, ternura, amor, calidez, olores sublimes y sutiles; nuestra madre fue especial y única. Tu historia me trajo a la memoria ese nombre que estaba dormido, “Mamía”, y de verdad que cada uno de nosotros pudimos sentir que era nuestra.”

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  7. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Mirla Petit:

    “Muy hermoso e inigualable tu relato, por el cual muchos de sus hijos y nietos han podido conocer momentos de su vida que no sabían. Ejemplo, la tristeza de tu partida, el llorar cada día, decía que te habían secuestrado y no volvería a verte. Pero cuando recibió la primera carta lloró de emoción y alegría. Dios te bendiga y te dé más para seguir escribiendo.”

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  8. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Emelina Petit:

    “Me emocionó mucho, me hizo llorar al recordar a mi viejita querida. Hay tantas cosas bellas que decir de Mamá, que sería bastante largo de contar. Bello tu relato, muy bello. Dios te bendiga mucho.”

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  9. El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Marianela Fernández de González:

    “Qué bonito, amiga. Tus relatos enternecen. Dios te bendiga.”

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  10. El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Ida Celina Ortiz:

    “Mujer virtuosa, hermosa mi Tía Alicia.”

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  11. El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Norma Beatriz Rodríguez:

    “Qué bonitos recuerdos Ingrid, cómo duele partir lejos de la tierra y de los seres queridos.”

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  12. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zaida Petit:

    “Qué bello te quedó el relato, me hizo llorar con tan bellos recuerdos y para mí también era Mamía; así la llamé yo un día y me gustó y le seguí diciendo Mamía. Ella fue un ángel guardián de sus 9 florecitas y sus 4 botones. Gracias a su forma de ser, somos lo que quiso ella que fuésemos: correctos, respetuosos y honrados. Honor a quien honor sembró. Dios te bendiga mi hermanita ,me emocionó mucho este relato, te amo mi bella hermana.”

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  13. El comentario siguiente fue enviado via Facebook por Morela Boscán:

    “Bello el escrito de Mamía; lo leí con mucho sentimiento y gratos recuerdos asomaron en mi mente de tu familia.”

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  14. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Audo Petit:

    “Me removió el corazón, el pensamiento, tantas cosas; como Mamá sufrió, yo me acuerdo de todo eso cuando te fuiste a Inglaterra. Primero cuando te fuiste a Caracas, cuando Mamá regresó, regresó hecha pedazos porque se le había ido de viaje una de sus hijas; y de noche yo me acuerdo de que cuando yo salía del cuarto, la conseguía llorando sentada en la cocina y yo hablaba con ella y le decía, “Mamá, ella va a regresar, ella va a estudiar; pero bueno bien sabemos cómo era nuestra madre de sentimental cuando alguno de nosotros no estábamos allí con ella. Hermosos recuerdos, yo la veía escribir todos los días y después ella hacía el manojo de cartas. Tu relato da nostalgia, da sentimiento al recordar a nuestra madre, de cómo era ella, tan bella, tan pura, tan limpia, tan dada a sus hijos y a su querido Padrinito, nuestro padre. Que Dios te bendiga y te de muchas cosas bellas para que sigas escribiendo esos relatos que nos traen memorias bellas.”

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  15. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Isálida Ramírez:

    “Tu relato me lleva a mis recuerdos, a mi pasado cuando me enamoré de un joven que estaba en la carpintería, frente a mi casa y que en ese entonces estaba el revuelo de que su hermana se iba a estudiar a Inglaterra porque era una niña 20 y le daban una beca. Me contaba la tristeza de Mamalicia. Tu relato está dirigido a todos los sentimientos y emociones de Mamalicia. Ella fue un ser muy dulce, muy cariñoso, muy amoroso, poética; siempre la recuerdo con una sonrisa. Esos relatos son hermosos y buenos. Gracias, mil gracias por esos recuerdos.”

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  16. El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Martha Serrano:

    “Saludos Ingrid, un gran abrazo. Hermosas palabras. Aunque estaba pequeña me acuerdo de tu casa claramente.”

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  17. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Mireya Petit:

    “Me gustó mucho, bien bello que te quedó ese cuento. Me puse muy triste leyéndolo porque Mamá lloró mucho cuando te fuiste, siempre estaba triste. Te escribía sus cartas y esperaba las que vos le escribías; ese fue un dilema grande. Qué bello, bien bonito que te quedó. Recordando nuestra madre.”

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  18. Hermosas memorias y lindas palabras sobre nuestra querida abuela.

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    1. Recordar a Mamía es traer memorias muy sublimes y placenteras, no puede ser de otra manera. Dios te bendiga!

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  19. El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por María Eugenia Rodríguez:

    “Este relato me hizo llorar reviviendo sus recuerdos cuando estudiábamos y visitaba tu casa. Gracias, amiga por compartir esos bellos e inolvidables recuerdos tuyos.”

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