Ilustración hecha
por Víctor Andrés Schell (10 años). Junio 2022
Camilo, Benito y Dorotea
Esta es la historia de tres mascotas: un burro llamado
Camilo, un perro llamado Benito y una guacamaya llamada Dorotea. Tenían estos
tres personajes un mismo dueño; por lo tanto vivían bajo el mismo techo, eran
alimentados por la misma mano y eran amados por el mismo dulce y apacible
corazón de su amo, Don Víctor.
Don Víctor vivía con sus tres apreciadas mascotas en una
sencilla cabaña en las afueras de un pueblo. Se ganaba su sustento diario
haciendo todo tipo de transporte liviano en una carreta piloteada por su
infalible y fiel Camilo.
Todos los días salía muy temprano hacia el pueblo para
ofrecer sus servicios de transporte; por supuesto, Camilo iba a la cabecera de
su carreta y Benito iba sentado a su lado.
Dorotea sentía muchos celos y resentimiento porque se
quedaba sola todo el día, ella deseaba con todo su corazón poder acompañar a su
amo cada día en sus labores diarias como lo hacían Camilo y Benito.
Aquellos celos fueron creciendo hasta llegar a
convertirse en aversión hacia sus dos compañeros y quería que se fueran de su
vida y de la vida de Don Víctor.
Dorotea había llegado a la conclusión de que la única
manera de tener el cariño total de su amo era deshaciéndose de Camilo y de
Benito, cosa que no sería nada fácil.
Tenía que lograr que su amo los dejara de querer, que la
quisiera a ella solamente. Entre tanto pensar y pensar, se le ocurrió que podía
hacer algo que los inculpara, algo que enojara mucho a Don Víctor y los echara
de su casa.
Un día mientras todos dormían, mordisqueó las riendas de
la carreta para que se partieran en el transcurso del camino y Don Víctor
pensara que ya Camilo no servía para arrastrar su carreta con una fuerza
estable, o que culpara a Benito de haber mordisqueado las riendas. Tal vez se
lograría deshacer de uno de ellos con aquella estrategia; ya más adelante se le
ocurriría otra idea para deshacerse del que quedara.
Las riendas se partieron a corto plazo de estar rodando
la carreta, pero Don Víctor no culpó a ninguno de sus dos fieles compañeros de
trabajo. Simplemente compró unas riendas con hilos de acero para asegurarse de
que aquel incidente no volviese a ocurrir.
Dorotea vivía con mucha inconformidad y seguía
obsesionada con la idea de poder deshacerse de aquellos dos seres que le
robaban el cariño de Don Víctor.
A Dorotea se le ocurrió un plan muy macabro.
Una nochecita cuando ya Don Víctor descansaba en su
habitación le dijo a Benito, “Oye Benito, nuestro amo no se ha estado sintiendo
muy bien últimamente. Ven conmigo al establo para que conversemos esta
situación con Camilo.” Benito paró las orejas en señal de preocupación y estado
de alerta y sin decir palabras siguió a Dorotea hacia el establo.
“Yo lo escuché hablando con su doctor y éste le dijo que
la única medicina que lo curará de su enfermedad es tomar un brebaje tres veces
al día por lo menos por una semana, que lo debe preparar con las flores de una
hierba que crece en la cascada donde nace el río. El camino es muy pedregoso y
nuestro amo no quiere ir por temor a que alguno de ustedes dos se maltrate o
salga herido. Yo sé cómo lo queremos los tres y sé que ninguno de nosotros
escatimaría ningún esfuerzo por ayudarlo. Yo puedo volar, pero no podría traer
un buen cargamento de esas flores para que tenga suficiente para el tratamiento
que necesita.” Les explicó Dorotea mostrando mucha consternación.
“¡Dinos exactamente cuál es esa flor y nosotros iremos a
traer la carreta llena!” Exclamaron ambos con el corazón comprimido de
angustia.
Dorotea les describió una flor que sólo estaba en su
imaginación. “Deben salir al medio día cuando nuestro amo venga a dormir su
siesta” Mirando a Camilo le dijo, “Así podrás llevar la carreta contigo, ya que de noche él te libera de la carreta.” Dirigiéndose
a los dos , entonces continuó, “Deben irse con el menor ruido posible para que
él no se dé cuenta. Caminen sin detenerse para que cuando él, con toda
seguridad, salga a buscarlos ya ustedes estén muy lejos, además que por ser el
camino tan pedregoso no dejarán huellas.” Camilo y Benito la escuchaban con la
mayor atención, estaban convencidos de que Dorotea hablaba con todo su corazón
y buena voluntad.
Dorotea sabía muy bien hacia dónde dirigirían sus pasos.
Era una zona extremadamente peligrosa, sería caminar río arriba y a medida que
subieran hacia el nacimiento del río iría aumentando el riesgo del desplome de
rocas desde lo alto de aquella empinada colina. Estaban en la estación
lluviosa, así que el deslave ayudaba a que las rocas cayeran con más facilidad.
Camilo y Benito aceptaron aquel plan sin vacilar, ellos
harían cualquier cosa por su amo.
Al día siguiente, apenas regresaron a la casa y Don
Víctor se recostó a dormir su siesta, Camilo y Benito emprendieron su camino
río arriba; Dorotea los vio partir con mucho beneplácito.
Don Víctor se sorprendió mucho al no encontrar a Camilo
con su carreta en el establo y se sorprendió más aún cuando se cansó de llamar
a Benito y éste no acudió a su llamado.
Sin perder mucho tiempo salió a caminar por los
alrededores de su cabaña para buscarlos, pero su búsqueda fue infructuosa. Él
sabía que sus fieles compañeros jamás lo abandonarían y lo único que acertaba a
pensar era que se los habían robado.
Camilo y Benito desde el mismo momento que salieron de la
cabaña caminaron sin detenerse, el camino se hacía cada vez más dificultoso,
pero la idea de ir en busca de aquel remedio para su amado dueño los impulsaba
a seguir caminando.
Dorotea era la única que sentía un gozo infinito y ya se
daba por triunfadora; pero muy adentro tenía una espinita de dolor pues veía la
angustia de Don Víctor, pero trataba de no dejar que aquella espina la
molestara más de lo necesario diciéndose, “Ya se acostumbrará a vivir sin ellos
y se consolará con mi compañía y mi incondicional cariño.”
“Benito, súbete a la carreta, se te van a maltratar tus
patas, algunas piedras son muy filosas.” “No te preocupes por mí, si me subo a
la carreta tendrás que tirar de ella con más fuerza, Dios nos ha de ayudar a
los dos para llegar hasta donde están esas flores.”
Aquella travesía se hacía cada vez más penosa, y cada
tanto se desplomaban rocas de todos tamaños que amenazaban sus vidas más aún.
Don Víctor en su casa estaba sobrecogido por la angustia
de no saber de dos de su fieles mascotas.
Sentado, cabizbajo sostenía su cabeza con sus manos como
si pesara como el mismo globo de la tierra, “Dios, no permitas que algo malo
les suceda y si alguien se los robó, te pido que no permitas que los maltrate.”
Pasaron dos días sin que Don Víctor supiera nada de
Camilo y Benito, dos días en los que sus dos fieles mascotas caminaron
desafiando los peligros de aquel camino, con la férrea determinación de
conseguir aquellas flores que curarían a un ser que los había cuidado y amado
incondicionalmente.
Dorotea sentía que aquella espinita penetraba más
profundamente en su corazón y que ya estaba comenzando a sangrar de dolor,
aquel beneplácito estaba cambiando.
En uno de aquellos desplomes de rocas rodó una roca
inmensa que no los golpeó pero que cayó dentro de la carreta, era tan grande
como pesada. Camilo, con su menguada fuerza, después de haber caminado
incansablemente a través de aquella pedregosa ruta no podía avanzar más.
“Este es el fin de mi camino, Benito. Si quieres seguir
solo, sigue; si quieres puedes regresar. Yo no tengo fuerza para arrastrar la
carreta.” Dijo Camilo con triste resignación.
“Déjame ver si puedo romper las riendas con mis dientes,
si te libero de la carreta podemos seguir. Ya nos debe faltar poco para llegar
al nacimiento del río.” Dijo Benito disponiéndose en seguida a tratar de cortar
las riendas. Su esfuerzo era en vano, ya que sus dientes nunca cortarían los
hilos de acero de aquellas riendas.
“Ya llevas mucho rato intentando, Benito. Te vas a dañar
tus dientes, no insistas más. Hazme caso, yo creo que lo mejor será que
regreses a nuestra casa. ¿Te imaginas que aparte de no poderle llevar el
remedio, perezcamos los dos? Nuestro amo no soportaría ese duro golpe. A lo
mejor su doctor le consigue otro remedio.” Le suplicó Camilo.
“Nunca te voy a dejar solo, si es de morir, moriremos
juntos. A nuestro amo le queda la compañía de Dorotea, ella también lo quiere
mucho y él a ella. Dorotea fue muy noble al decirnos dónde podíamos conseguir
el remedio que lo ha de curar. Déjame que siga pensando, ha de haber alguna
manera de la que podamos deshacernos de esta roca.” Benito no se podía dar por
vencido.
Con mucho pesar Dorotea veía que Don Víctor estaba demasiado
triste y preocupado, no lo había visto ni comer ni dormir desde que se percató
de que Camilo y Benito no estaban en la cabaña.
Entendió que había cometido un error muy grande, pues en
su afán de deshacerse de sus dos rivales le estaba haciendo mucho daño a la
persona que siempre la había cuidado con un amor profundo.
Ella era la responsable de toda aquella calamidad y de
alguna manera tendría que ponerle fin para que la vida de ellos cuatro volviera
a la normalidad.
En seguida emprendió su vuelo río arriba y luego de volar
mucho rato los avistó,
“¡Oh, Dios bendito! ¿Están golpeados?” Les dijo con mucha angustia al llegar a
ellos.
“¡Alabada sea la misericordia de Nuestro Creador! Qué
alivio tan grande es el que nos hayas encontrado, nuestra querida Dorotea.”
Dijo Camilo entre lágrimas de felicidad.
“Estamos bien, solo muy extenuados de lo dificultoso del
camino. La Divina Providencia ha protegido nuestros cuerpos. Pero esa roca que
cayó dentro de la carreta es muy pesada y Camilo no puede arrastrarla. Yo he
intentado cortar las riendas pero son demasiado fuertes para mis dientes. Ya no
sabemos qué hacer.” Benito le explicó con un suspiro de aliento.
Dorotea sintió mucho remordimiento de conciencia al ver
todo lo que sus desmedidos celos habían ocasionado. Sin decir palabras voló
hacia el rabo de Camilo y sin ninguna piedad lo mordió con toda su fuerza con
su curvo, puntiagudo y filoso pico. Camilo lanzó un rebuzno de despavorido
dolor y con sus patas traseras golpeó la carreta con tanta fuerza que la roca
salió despedida y cayó al río.
Camilo dentro de su dolor, entendió la acción de Dorotea
y dejó de sentir dolor en su rabo para sentir un inmenso regocijo de júbilo en
su corazón.
“¡Eres genial, Dorotea! ¡A mí nunca se me hubiese
ocurrido morderle el rabo a Camilo! Gritó Benito consternado de emoción.
“Bueno, ahora podemos seguir nuestro camino. Tú, Dorotea,
vuelve a casa para que sigas cuidando de nuestro amo hasta que nosotros
regresemos con esas flores curativas.” Dijo Camilo tratando de sobreponerse a
los últimos acontecimientos.
Dorotea respiró profundamente y les dijo, “Tengo que
confesarles una triste verdad. No hay tales flores curativas, ni nuestro amo
está enfermo. En este momento, el remedio que necesita es que ustedes dos
regresen a su lado. Todo fue un invento mío, porque sentía muchos celos del
amor que él siempre les ha profesado y de la fidelidad, el amor y la compañía
que ustedes le han brindado a él. Yo sabía de lo peligroso de este camino río
arriba, y fervientemente esperaba que los dos perecieran para quedarme a vivir
sola con él. Además, les confieso que cuando las riendas se partieron, fui yo
quien las mordisqueó para debilitarlas pues quería que él se resintiera con
ustedes. Regresen a casa, yo soy la que no debe volver. Ninguno de ustedes tres
se merece vivir con un ser que encierra tantos sentimientos nefastos.” Dorotea
lloraba.
Camilo y Benito estaban perplejos ante aquella confesión.
Se miraron a los ojos y con pensamientos que concordaban, habló uno de los dos,
“Nosotros también llegamos a sentir celos de ti. ¡Cómo nos gustaría pararnos en
su hombro y repetir las palabras que él dice! Muchas veces deseamos que volaras
y no volvieras más. Pero bueno Dorotea, lo más importante es corregir nuestros
errores y enderezar el camino que vamos a seguir. Anda bobita, que nosotros
tres somos los tres mosqueteros en la vida de nuestro amo.” Aquellas palabras
estaban cargadas de consuelo, perdón y comprensión.
Las tres mascotas de Don Víctor volvieron a su casa,
donde un señor muy agradecido con la vida los recibió con un corazón que se rebozaba
de agradecimiento a Dios.
El comentario siguiente fue enviado vía Facebook por Marianela Fernández de González:
ResponderBorrar“¡Buenisimo!”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Zaida Petit;
ResponderBorrar“Muy bonita historia, como todas… Los celos y la envidia no son aconsejables, siempre terminan mal. Hay que aprender a ser unidos y solidarios para estar con Dios y llevar una vida tranquila.”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Emelina Petit:
ResponderBorrar“Me gustó mucho. El arrepentimiento y el amor pudo mucho en esa guacamaya celosa. Así también sucede con los humanos.”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Audo Eno Petit:
ResponderBorrar“Bonito cuento de las tres mascotas. Bueno ese cuento lo dice todo, lo que es la maldad, la envidia con dos amigos. Está muy bien relatada, muy bien detallada la historia y el arrepentimiento de Dorotea. Me gusto bastante, te felicito.”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Isálida Ramírez:
ResponderBorrar“El cuento estuvo bastante acertado en cuanto a que así como tuvo una parte mala, que refleja lo que es tener celos, envidia y malos pensamientos; lo importante es la rectificación y demostrar que los sentimientos buenos siempre tienen que prevalecer; que el amor y el agradecimiento y la solidaridad son valores fuertes del ser humano. Me pareció muy interesante porque refleja las dos caras de una moneda; entre amigos pasa, entre familia pasa, es algo de la realidad llevada a cuento. Te felicito.”
El comentario siguiente fue enviado vía WhatsApp por Nelly Delgado:
ResponderBorrar“Excelente ese cuento y con una gran moraleja. Allí podemos observar cómo los buenos sentimientos y valores superaron a los malos. El bien siempre triunfa sobre el mal.”
Felicitaciones a Víctor por esos dibujos tan profesionales!!
ResponderBorrar¡Lo que se hereda, no se hurta! ¡Dios te bendiga!
BorrarGambling has been half of} American historical past for hundreds of years now. After all, 1xbet gambling is a fun sport primarily based on luck, expertise, and experience with some good-looking rewards. These days, traditional casinos are over, different people|and folks} at the moment are|are actually} gambling on-line. For occasion, in April 2021, Kindred Group PLC launched Watch & Bet reside streaming participant that would enable Unibet mobile prospects to watch & bet on reside sports in real-time. The casinos are anticipated to showcase rapid progress through the forecast period owing to the multi-layer taxation environment in the casino enterprise. In addition, the increasing style for remote gambling is expected to drive on-line betting demand.
ResponderBorrar